sábado, 24 de abril de 2010

El colegio


Antes, los profesores, de vez en cuando, zurraban a sus alumnos. Ahora los alumnos, de vez en cuando, zurran a sus profesores. Ninguna de las dos cosas está bien, eso es evidente. Pero también es evidente que, si la agresión es "light", tiene peores consecuencias el segundo caso. Cuando un alumno, verbal o físicamente, agrede a un maestro, lo desacredita delante del resto de alumnos. Y con descrédito, no creo que sea facil educar a un numeroso grupo de niños de nueve, once, o catorce años.
¿Qué hacemos entonces? ¿Convertir a los profesores en policias y el colegio en una comisaria? ¿Echar a los niños más conflictivos que son los que, probablemente, más necesitados están de una buena educación? ¿Juntarlos a todos en un aula convertida en jaula?
La verdad, no sé cuál es la solución, pero no quiero pensar que no haya. Está claro que pasa la solución) por una mejora de nuestro sistema educativo, en el que se motive el esfuerzo y los buenos resultados. También en una mayor implicación de los algunos padres en la carrera de sus hijos, y por la necesidad de escuchar a los profesores y bajar a los hijos del pedestal en el que, otros tantos padres, tienen a sus hijos.

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