viernes, 23 de abril de 2010

¿Hacia dónde vamos?


Una niña de 13 año fue apaleada y luego arrojada a un pozo con las venas cortadas, donde permaneció cuatro días, hasta que su asesina lo confesó friamente e indicó a la policía donde estaba el cuerpo. Esto ya es suficientemente dramático, pero superable. Chany, la asesina de Cristina, era su compañera de instituto en Seseña, el pueblo de Toledo donde ocurrieron los hechos. Es decir, una niña de 14 años mató a una de 13. Y, después de cuatro días de que todo el municipio se volviese loco buscándola, ella confiesa, tranquilamente, que la ha matado y que conoce el pozo en donde se encuentra. Las guapas de la foto, mis hermanas pequeñas, tienen 12 y 15 años, para que os hagais una idea, si no la teníais, de las edades de la que hablamos.

Sabemos que este es un hecho más o menos aislado, y que los niños españoles de 14 años no van por ahí matando a sus compañeros de clase. Digo más o menos porque ultimamente ha habido más de un suceso donde los protagonistas, víctimas y culpables eran menores de edad. Y es que, si esto ahora algo así es un hecho "más o menos aislado" antes era totalmente insólito. La sucesión de violaciones y asesinatos entre adolescentes ha abierto el debate de la Ley del Menor y sobre la necesidad de una reforma para que las consecuencias sean más duros para los que aún no hayan alcanzado la minoría de edad, si la gravedad de sus actos lo requiere.

Creemos que es un debate, al menos, razonable, aunque estos delitos, que ultimamente desbordan los medios de comunicación, ponen en entredicho muchas cosas, además de esta legislación: ¿Por qué los niños hacen eso? ¿Cuánta responsabilidad tienen los padres? ¿Y el sistema educativo? ¿Ocurrirán en España las matanzas de adolestes en institutos, que alguna vez ha sufrido EEUU? ¿Qué les pasa ahora a los niños q no les pasaba antes? ¿Serán los videojuegos? Desde luego, todo lo que está ocurriendo invita a la reflexión pero, sobre todo, a la búsqueda de soluciones. Esperemos que nuestros políticos encuentren tiempo. Mientras tanto, esforcémonos nosotros por un mundo mejor.

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